Heraldo de Aragón. En Aragón, un decreto recomienda a los establecimientos no sanitarios de gran afluencia que los instalen, pero no les obliga. Solo un ayuntamiento, un centro comercial y la DGA han apostado por colocar varios.
En España, se producen anualmente unas 25.000 paradas cardiacas fuera de centros sanitarios, es decir, cuatro cada hora. En estos casos, el tiempo juega en contra, y puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte. De hecho, cada minuto que pasa la víctima sin recibir un tratamiento eficaz, puede mermar en un 10% su esperanza de vida. Si todas estas personas fueran atendidas con un desfibrilador rápidamente, los fallecimientos por muerte súbita se reducirían a la mitad.
En Aragón, existe un decreto que, desde 2006, regula el uso de estos aparatos en la Comunidad en establecimientos no sanitarios. Esta norma aconseja instalar al menos uno de estos desfibriladores externos, en general, en todas las empresas, establecimientos y servicios donde se puedan encontrar, habitualmente, grandes concentraciones de personas.
Por ejemplo, entran dentro de esta categoría las terminales de transporte con un tránsito de más de 1.000 personas o los centros comerciales de más de 1.000 metros cuadrados. También se recomienda que cuenten con uno los espacios que suelan estar ocupados por más de 500 personas, como estadios, centros deportivos, locales de espectáculos y conferencias, gimnasios o centros educativos. Las aeronaves, trenes o embarcaciones con capacidad para, al menos, cien pasajeros, están dentro de la lista.
En todos estos casos se trata de una recomendación, y no es obligado su cumplimiento.
Esta norma sirve para dos tipos de desfibriladores externos: los automáticos y los semiautomáticos. Un desfibrilador es, básicamente, un aparato que ayuda a restablecer un ritmo cardiaco normal mediante la administración de una descarga eléctrica. El automático (DEA) solo requiere que los electrodos estén aplicados al paciente y que el aparato esté encendido. Si está indicado libera la descarga enviando previamente una señal acústica de aviso, como medida de seguridad, que indica la inmediata liberación de dicho choque a menos que se anule manualmente el sistema.
Los desfibriladores externos semiautomáticos (DESA) requieren que el operador presione el botón de 'analizar' para que el aparato inicie el análisis del ritmo cardíaco, y el botón de 'choque' para liberar la descarga eléctrica. En estos, es el operador el que tiene la última decisión de realizar o no el choque eléctrico.
Pocos adscritos a la iniciativa
Dentro del registro oficial que se activó tras la publicación de este decreto en Aragón, solo se pueden encontrar 9 desfibriladores de este tipo en centros no sanitarios.
En concreto, el departamento de Salud y Consumo del Gobierno de Aragón informa de que, el pasado verano, estaban contabilizados 3 en las dependencias de la DGA -en el paseo de María Agustín-, 4 en el centro comercial Augusta y 2 en Cuarte de Huerva.
Por otra parte, todos los centros sanitarios y estadios de fútbol o equipos deportivos de la Comunidad también cuentan con alguno de estos aparatos, ya que, además, suelen aportar asistencia sanitaria.
Así, por ejemplo, en Cuarte hay cuatro desfibriladores en total: en el pabellón polideportivo, en el auditorio o sala multiusos, en las piscinas y en el consultorio médico. Además, los agentes de la Policía Local tienen un equipo de reanimación que utilizan en casos de emergencia.
Según explicó uno de los agentes, cada uno de los policías tiene una tarjeta con la que se abre la caja en la que está el desfibrilador. El "buzón" en el que se guarda, está asociado directamente al teléfono de emergencias del 112, de forma que cada vez que se abre, da el aviso. "Nos dieron un curso de formación, pero la verdad es que el manejo es muy fácil. La propia máquina te va explicando cómo debe utilizarse", añadió este agente.
Aragón es una de las 13 Comunidades que han regulado el uso de estos aparatos en entornos no sanitarios y por parte de personas que no son trabajadores médicos ni de enfermería. Esta misma semana, el ministro de Sanidad, Bernat Soria, ha llamado la atención sobre la importancia de que la población tenga acceso a estos aparatos que tantas vidas pueden salvar y ha anunciado su deseo de que los lugares públicos donde se concentren numerosas personas cuenten, en unos tres meses, con desfibriladores semiautomáticos.
La idea es crear una estrategia común para todas las Comunidades dentro de una comisión formada por sociedades científicas y representantes de las Autonomías. Todos ellos se encargarán de elaborar la normativa que regulará y armonizará el uso de los desfibriladores en el conjunto del Estado.
Foto: spanish.engadget.com