sábado, 15 de septiembre de 2012

El Ayuntamiento de Zaragoza gasta 113.400 euros en reponer contenedores quemados

Foto: Heraldo de Aragón
Heraldo de Aragón. P. Berné.
La quema de contenedores se ha convertido en algo relativamente habitual, y apenas hay un fin de semana en el que los bomberos de la capital no tengan que apagar algún fuego. Una práctica peligrosa que ha calcinado desde enero de este año 162 depósitos en Zaragoza.

La sustitución de cada contenedor le supone al Ayuntamiento un coste de 700 euros, de modo que hasta el momento la ciudad se ha dejado 113.400 euros en reponer los contenedores siniestrados, "sin contar los gastos que supone apagar el fuego, el servicio de limpieza que tiene que ir a recoger los restos o la Policía que va a cortar el tráfico a esa zona", advierten fuentes municipales. "Hay un montón de gente que tiene que trabajar en ello, lo que supone una serie de gastos añadidos a esos 700 euros que no son cuantificables", añaden.
El Ayuntamiento dispone de un seguro a todo riesgo por daños materiales, pero, según señalan, no cubre estas acciones. Por tanto, hasta que el juez dictamine la pena para el responsable, es un gasto íntegro que tiene que asumir el Consistorio. "Quien tiene que responder por los daños es el responsable de que ese contenedor arda. ¿Por qué el ciudadano tiene que asumir eso? El Ayuntamiento es una víctima y, de hecho, cuando se detiene a alguien se persona como parte perjudicada", indican las mismas fuentes, que insisten en dejar claro que no habría seguro que quisiera cubrir este asunto ni para esta institución ni para FCC como empresa.
 
"CASOS PUNTUALES"

Por su parte, los expertos sostienen que la quema de contenedores está desencadenada por diversos factores y, a pesar de la proliferación de casos en los últimos años, es "difícil" identificar un perfil concreto del causante de estos daños. "El tema de la quema de contenedores se ha estudiado mucho en Francia, en los barrios del extrarradio y la periferia de las grandes ciudades donde son habituales los disturbios. Allí se han llegado a quemar 20.000 coches al año. En estos casos, hay una lógica de llamar la atención con respecto a la opinión pública sobre problemas de desempleo que tienen los jóvenes. Aquí, en cambio, lo que sabemos es que hasta ahora son casos muy puntuales y se junta un poco de todo: gente que tiene problemas muchas veces, con gente que ha salido de fiesta, desequilibrados y pirómanos" explica David Baringo, sociólogo de la Universidad de Zaragoza.
Conocedor de diversos casos en Francia, insiste en que detrás de estos actos vandálicos no hay una reivindicacion de tipo político como sí se ha dado en el país vecino. "La razón de ello -añade- es que estas acciones están relacionadas con barrios fortísimamente segregados, y aquí en Zaragoza -precisa- no hay ninguno todavía".

El mismo balance comparte su compañero de profesión Juan David Gómez. La sensación de "frustración contenida" en algunas zonas periféricas -sostiene- es una de las causantes de este tipo de actos vandálicos en ciudades como París y Londres, donde sí hay "una especie de generación adolescente joven, en situación de exclusión o marginalidad, con proyectos de futuro y posibilidades vitales a las que el Estado no ofrece ninguna salida". En estos casos, la quema de contenedores -señala- se convierte en un problema social y tiene que ver con la incapacidad de la sociedad de responder a las frustraciones de estas personas, hijos de segundas generaciones de inmigrantes que por su etnia, nacionalidad o religión no han encontrado un espacio en la sociedad. En Barcelona, en cambio, recuerdan que ha habido casos de "niños de clase media alta que, teniendo todas las oportunidades, han sido víctimas del 'síndrome del pequeño emperador' que todo lo tiene y, por puro entretenimiento, han realizado estas acciones"

En Zaragoza, por el contrario, la mayoría son resultado de "una noche de fiesta, la gracia de un pirómano o el gamberrismo típico", sostienen fuentes municipales. "En Aragón hay un 40% de paro juvenil y eso genera un descontento. Si no se atiende, puede derivar en esto, pero los políticos atienden en cortoplacismo y descuidan situaciones que sean más a largo plazo, más invisibles", apostilla Gómez.
EFECTO ESPEJO
 
A juicio del profesor David Baringo, "las noticias retroalimentan el proceso generando un efecto espejo complejo: la propia generacion de noticias -advierte- anima el que se cometan este tipo de actos". No obstante, matiza Gómez: "Cuando las personas destruyen hay unas causas que llevan a eso, pero, en general, nadie quiere dar su vida para ir a prisión. Hablaríamos de un uno por mil de la poblacion".

Desde el Ayuntamiento advierten de que la quema de contenedores constituye un "delito grave que pone en riesgo la vida de las personas, no solo el mobiliario urbano o el coche que pueda haber al lado". A su vez, estas acciones entrañan un riesgo para los vecinos de la zona donde se efectúa la quema, los bomberos y la Policía que acude al lugar del siniestro sin saber a ciencia cierta lo que se van a encontrar. "Imaginemos que alguien ha tirado un bote de pintura o espráis dentro... en casos así el contenedor estalla, con lo cual esa persona puede ir a la cárcel tranquilamente", concluyen las mismas fuentes, que insisten en "desterrar este tipo de actitudes perjudiciales".

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