martes, 16 de abril de 2013

Tres muertos y 140 heridos en las explosiones del maratón de Boston

El Mundo. Eduardo Suárez/María Ramírez
Al menos tres personas murieron y otras 140 resultaron heridas este lunes en dos explosiones en la línea de llegada del maratón de Boston. Las detonaciones se produjeron en el centro de la ciudad y dejaron en los hospitales decenas de amputados y heridos en estado crítico. Uno de los tres muertos es un niño de ocho años, según fuentes policiales citadas por el 'Boston Globe'.
 
La Casa Blanca explicó que las autoridades aún están investigando lo ocurrido, pero subrayó que las fuerzas de seguridad están tratando la doble explosión como "un atentado terrorista". El presidente Barack Obama evitó esa expresión durante su primera comparecencia tres horas después de la masacre.
 
Se trata del primer atentado en una ciudad estadounidense desde el 11-S. En estos 11 años y siete meses, se han registrado varios intentos abortados por las fuerzas de seguridad. Lo más parecido a un atentado fue el tiroteo en un cuartel en noviembre de 2009, cuando Nidal Hasan, comandante del ejército de EEUU y psiquiatra de origen palestino e ideas extremistas, mató a tiros a 13 colegas en la base militar de Fort Hood (Texas). El Congreso sigue intentando clasificar el ataque como un "atentado", pero la Administración dice que perjudicaría al juicio contra Hasan.

 
 
El jefe de policía de Boston, Ed Davis, confirmó que las dos detonaciones se produjeron a las 14.50 (20.50 hora de la Península) a menos de 100 metros de distancia una de otra y muy cerca de la línea de llegada. Las explosiones ocurrieron cuando se acababan de cumplir las cuatro horas de carrera y miles de atletas recorrían los últimos metros antes del final. Los agentes encontraron otros cinco objetos sospechosos y llegaron a pensar que un incendio en la Biblioteca Presidencial de John F. Kennedy estaba relacionado con los ataques en el maratón. La primera explosión se produjo delante de una óptica en la esquina de las calles Boylston y Exeter. Diez segundos después, otro artefacto estalló en la esquina de la calle Fairfield, delante de un Statbucks y unos metros más lejos de la línea de meta.
 
La doble explosión sorprendió a muchos corredores a punto de atravesar la línea de meta o celebrando que habían concluido con éxito su primer maratón. Entre quienes acababan de llegar se encontraba Nicola Gifford, una camarera de Maui (Hawai) que a sus 47 años corría en Boston por primera vez. "Creí que los edificios iban a desplomarse", explicó Gifford unos minutos después del estallido a un reportero del 'Boston Globe'.
 
Al mecánico Mike Smith la explosión le pilló junto al hospital de campaña que se encontraba junto a la línea de meta y dijo que nunca olvidará lo que vio: "Me quedé de piedra. Fue como si alguien hubiera disparado un cañón. No sabía qué estaba pasando. No me di cuenta hasta que vi a gente mutilada y cubierta de sangre".
 
En el momento de las explosiones, los atletas de elite ya habían concluido la carrera. Pero cientos de corredores aficionados no habían terminado y la mayoría ya no pudieron llegar a la meta. Participaban en el evento unas 23.000 personas de las cuales 4.500 no concluyeron el maratón.
 
 
 


El de Boston es el maratón más antiguo de Estados Unidos y este año celebraba su 117ª edición. Estaban inscritos en la prueba 91 españoles, entre ellos Alfonso de Borbón, pretendiente al trono de Francia e hijo de Carmen Martínez Bordiu. Entre los españoles también estaba Santiago Sanz, que ganó entre quienes corrieron en silla de ruedas y que durante el atentado se encontraba "en el hotel donde se iba a celebrar la entrega de premios", según explicó a ELMUNDO.es unos minutos después de la doble explosión.
 
En la zona también estaba el científico español César Nombela, que reside en Boston y se encontraba en un bar ubicado en un centro comercial. "Al producirse la explosión, la gente empezó a correr por los pasillos hacia la salida de emergencia y estalló el pánico dentro del bar. Los camareros salieron y todos salimos detrás. De las tiendas salían muchos dependientes y vimos a mucha gente llorar", decía Nombela a ELMUNDO.es.
 
Cientos de policías detuvieron la carrera y evacuaron a los corredores y a quienes presenciaban la última milla del maratón. Una milla que los organizadores habían dedicado a las víctimas de la masacre de Newtown. Los familiares de los niños asesinados estaban sentados en una de las tribunas junto a la línea de llegada y fueron de nuevo testigos del horror.
 
La policía desalojó varios hoteles de la zona al encontrar varios objetos sospechosos. Pero no el hotel Charlesmark, cuyo propietario Mark Hagopian contaba a los medios locales que al principio creyó que el estallido era el fruto de una explosión pirotécnica. "Los corredores empezaron a quitarse sus camisetas para hacer torniquetes a los heridos. Había sangre por todo el vestíbulo", dijo Hagopian, que contaba que su patio estaba lleno de personas gritando y llorando en un edificio que se encontraba a tan sólo unos metros del lugar de la explosión.
 
Entre los supervivientes se encuentra el ex marine Roupen Bastajian, de 35 años y a quien le salvó su velocidad. Si hubiera corrido al mismo ritmo que en el maratón de 2011, habría estado entre las víctimas de la doble explosión. Pero esta vez mejoró su marca personal y logró llegar a la meta antes de que se produjera la primera explosión. "Vi corredores que acababan de terminar y ya no tenían piernas.Había tanta gente sin piernas y tanta sangre. Había huesos y fragmentos por todas partes. Era repugnante", dijo al 'New York Times' el ex marine, que contaba que había puesto hasta siete torniquetes en las piernas de otros corredores heridos a su alrededor.
 
Quienes conocen la capital de Massachusetts recuerdan que el maratón suele reunir en las calles a medio millón de personas. Entre otras cosas porque se celebra el llamado Día de los Patriotas, que conmemora las primeras batallas de la Guerra de la Independencia.
 
En medio de la confusión y con el temor a atentados en cadena, el aeropuerto y el espacio aéreo de la ciudad se mantuvieron cerrados durante la mayor parte de la tarde. La policía recomendó evitar las aglomeraciones hasta que la situación estuviera "controlada".
 
El presidente Obama no utilizó en su primera comparecencia la palabra "atentado". Pero apuntó al terrorismo al decir que "los individuos o grupos responsables sentirán el peso de la justicia". Su vicepresidente Joe Biden fue el primero en hablar de "bombas" unas cinco horas antes de que el FBI asumiera el mando de la investigación.
 
Las autoridades federales también desplegaron unidades antiterroristas en torno a hoteles y lugares turísticos de otras grandes ciudades. El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, anunció que la ciudad ha movilizado a un millar de agentes en distintos puntos de la ciudad.
 
Las autoridades difundieron este lunes dos números de teléfono. El primero (+16176354500) está a disposición de quienes no hayan logrado encontrar todavía a sus familiares. Al segundo (+18002255324) deben llamar quienes puedan aportar cualquier pista sobre el autor de la masacre.

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