sábado, 12 de marzo de 2011

Un minusválido sobrevive al incendio de su vivienda

Javier Dea, un vecino de Delicias de 59 años, emergió ayer vivo de las llamas que destruyeron su domicilio en la calle Escosura del barrio de Delicias, en Zaragoza. El milagro fue obra de tres vecinos, "tres chavales de mi rellano", que oyeron sus gritos de auxilio, a eso de las doce del mediodía, y entraron en su casa a rescatarlo del fuego.
Él solo nunca hubiera podido salir del infierno en que se transformó su piso al caer una vela encendida sobre la mesa de madera del salón de estar. Es minusválido (le falta parte de una pierna) y se desplaza en silla de ruedas o con muletas.
"No he tenido tiempo de subirme a la silla de ruedas, la ha destruido el fuego", contó Javier en el patio de su bloque, sentado en otra silla que le habían facilitado los servicios médicos.
"He pasado miedo, claro que he pasado miedo, y estoy nervioso", reconoció. "No sé qué ha podido pasar, para mí que la vela, que es de esas aromáticas, ha explotado o algo así y la cera ha caído encima de los muebles", explicó.
Sus vecinos pudieron entrar porque Javier, que vive solo, tiene la costumbre de colocar un trozo de cartón de una cajetilla de tabaco entre el marco y la hoja de la puerta de su domicilio, en el segundo piso del número 36 de la calle Escosura, que ayer era un hervidero de curiosos, amigos y conocidos de la que pudo ser la víctima del incendio.

MIEDO
"De esa forma, cualquiera que quiera entrar solo tiene que dar un empujón para pasar a mi piso", señaló Javier.
Pero los bomberos y los residentes vivieron momentos de angustia porque, en los primeros momentos, nada más producirse la alarma por fuego, nadie sabía a ciencia cierta dónde estaba el minusválido.
Los propios miembros del equipo de extinción pensaban, al llegar a Escosura, que Javier podía haber quedado atrapado dentro de su vivienda. La alerta era máxima, pero pronto se averiguó que Javier, al que conoce todo el mundo en la zona, había salido ileso de tan apurado trance.
Los amigos y parientes se le acercaban ayer en el portal. "¿Pero qué ha pasado?", le preguntaban. Y él respondía: "Nada, que ha estallado una vela".


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