Foto: Nuria Soler |
El Periódico de Aragón. Estrella Setuáin
"¿Un bombero sale a apagar un fuego aunque esté viendo el Mundial de fútbol?" Esa es una de las preguntas que realizan algunos niños que visitan las instalaciones del Museo del Fuego y de los Bomberos. No es de extrañar que en su vida de juego, diversión y aprendizaje, les extrañe que alguien sacrifique su tiempo libre para enfrentarse a las llamas.
Este concepto de servicio público es el que descubren los niños que se acercan al recinto en las visitas guiadas que realiza el cuerpo de bomberos. Los más pequeños pueden disfrutar, como los adultos, de estas instalaciones históricas y de todos los objetos que se albergan en su interior.
Nada más comenzar la visita, en el hall del edificio, realizan una sopa de letras gigante y descubren que el busto de César Augusto no se encuentra allí porque este romano fuese bombero, sino porque fue el primero en crear un cuerpo de extinción.
De sorpresa en sorpresa, los niños van descrubriendo cómo ha sido el trabajo de estos profesionales a lo largo de la historia: desde los objetos y los trajes hasta las bombas de agua.
Una de las partes que más emoción suscita en los pequeños es el claustro del antiguo convento de Mínimos de la Victoria, ahora acondicionado como lugar de exposición de coches antiguos. Entre ellos, camiones de Jaca, Huesca y el primer coche de Jefatura hacen que los niños se queden con la boca abierta al ver cómo han cambiado las cosas.
A diferencia de las visitas que realizan los adultos, los niños pueden participar en una actividad más, el Aula del Fuego. Aquí, los chavales juegan a ser bomberos de verdad. Lo primero que aseguran sentir es la rapidez de la vida del matafuegos, ya que tienen que salir corriendo y montarse en un camión (adecuado a su tamaño) y salir a apagar un incendio.
Los monitores que les acompañan en esta actividad también les aconsejan sobre qué hacer y dónde llamar en caso de fuego en casa o cómo hacer para curar una quemadura. Para superar el aula tendrán que reptar esquivando las llamas, liberar a un compañero de un desprendimiento, identificar imágenes, crear una cadena de cubos, y todo esto, realizando un gran trabajo en equipo. Un equipo del que muchos niños sueñan formar parte al salir de la visita.
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