El Periódico de Aragón. E. Bayona
Media docena de personas están entre rejas o en libertad provisional por quemar contenedores en Zaragoza, actos vandálicos por los que se enfrentan a penas de hasta tres años de cárcel por delitos de daños y por los que les reclaman indemnizaciones de miles de euros para resarcir a los propietarios de los bienes que destrozan; principalmente, coches estacionados al lado, edificios cercanos y piezas de mobiliario urbanos. Sin embargo, en la práctica los afectados por esos daños colaterales no ven un euro (salvo que sus seguros cubran expresamente esas conductas) al ser los autores insolventes o carecer de dinero suficiente para pagar los desperfectos. Además, el Consorcio de Compensación de Seguros no se hace cargo de los daños de los pirómanos al no ser acciones terroristas ni catástrofes naturales.
FACTURA MUNICIPAL / Entre los principales damnificados por esa situación está el ayuntamiento de Zaragoza, al que la quema de contenedores le ha costado más de 630.000 euros desde enero del 2008. Desde esa fecha, han ardido 734 depósitos de residuos en las calles de la capital aragonesa, y el coste de reponer cada uno de ellos es de 863 euros. A estos gastos hay que sumarles los de la reparación de mupis publicitarios, marquesinas de autobús y, en ocasiones, farolas y objetos utilizados en otros servicios públicos, lo que eleva la factura que causan los pirómanos en miles de euros. Hace ahora dos años, una noche incendiaria provocó desperfectos por valor de más de 50.000 euros en una treintena de puntos de Las Fuentes y Vadorrey. La mitad de ese dinero corresponde al valor de los contenedores y del mobiliario urbano que resultó quemado, mientras que la otra se reparte entre la veintena de coches y una docena de edificios que sufrieron desperfectos en sus fachadas.
Ninguno de ellos ha cobrado, a pesar de que una persona fue condenada como autor de los incendios: el ghanés Isaac Kwadwo, que fue deportado a su país con la prohibición de volver a pisar el territorio español en una década, llegó a confesar, incluso, más fuegos de los que le atribuía la Policía, cuyos investigadores están convencidos de que una sola persona no pudo provocar todos los siniestros registrados esa noche.
RECLAMACIONES / Sin embargo, el ghanés es insolvente. De hecho, ni siquiera llegó a recibir ninguna reclamación económica tras ser condenado. Fuentes jurídicas explicaron que la única forma de lograr una indemnización era plantear la responsabilidad civil de la administración, ya que Kwadwo carecía de papeles y su presencia en España podría interpretarse como un funcionamiento deficiente de los controles migratorios. Eso, si el pirómano insolvente es un inmigrante clandestino. Si es un nativo sin dinero, no hay nada que hacer.
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