Zaragoza, 15 sep (EFE).- Una mujer de 78 años ha sufrido quemaduras en la cara en un incendio en el piso en el que vivía sola, en el barrio zaragozano de San Jose, y que causó la alarma entre los vecinos, que no pudieron abandonar el edificio por la escalera ya que estaba inundada de humo.
Según han informado a efe fuentes de los bomberos de Zaragoza, el fuego "alarmante" se declaró alrededor de las 23.55 horas de ayer, en el dormitorio de un segundo piso del número 29 de la calle Sierra Purroy, en la parte alta del barrio de San José.
Al parecer, una mujer de 78 años, propietaria y única habitante de la vivienda, tenía la costumbre de encender una vela por la noche en su dormitorio, que cayó sobre el colchón incendiándolo.
El colchón era de látex por lo que produjo gran cantidad de humo al quemarse, han explicado las mismas fuentes.
Alarmados por el humo y los gritos de la afectada, un vecino intentó en vano apagar con agua el fuego, que finalmente ha dejado totalmente calcinado el dormitorio y muy dañado el piso por el calor y la densa humareda.
Las temperaturas que se alcanzaron en la vivienda fueron tan altas que hasta se derrumbó el falso techo del baño, han agregado las mismas fuentes de los bomberos.
El humo inundó la caja de la escalera por lo que los vecinos no pudieron abandonar el edificio y se asomaron "histéricos", en concreto los de la tercera planta, donde tuvieron que subir los bomberos con una autoescala para tranquilizarlos.
Al resto de los habitantes del edificio se les avisó por medio de magafonía que se quedaran dentro de la casa y que cerraran bien puertas y ventanas.
La propietaria del piso donde se originó el humo fue atendida de quemaduras en la cara de primer grado en la propia calle por la UVI móvil de bomberos, que posteriormente avisaron a los Servicios Sociales para que se hicieran cargo de ella y localizaran a algún familiar.
Durante los hechos, que se prolongaron durante una hora y veinticinco minutos, actuaron cuatro dotaciones de bomberos, entre un tanque, una escalera, una ambulancia y un coche de mando. EFE
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