Heraldo de Aragón. Javier Luís Velasco.
El Museo del Fuego se ha convertido por derecho propio en uno de los culebrones más largos de la historia de los equipamientos de Zaragoza. La trama empieza en 1998, fecha de inicio de la rehabilitación del antiguo convento de los Mínimos de la Victoria, y aún no tiene final. Para acelerar el desenlace, el Ayuntamiento invertirá este año 1,5 millones más, que se unirán a los 7,1 que costó la reforma, y lograr que el año que viene pueda por fin abrir, aunque sea de manera parcial y con un proyecto mucho menos ambicioso de lo previsto.
El Consistorio pretende ejecutar con cargo a los presupuestos de este año una partida de 800.000 euros para instalar los contenidos que desde hace lustros se guardan en un almacén, y ha destinado otros 700.000 para completar la reforma -a pesar de que en julio de 2008 la rehabilitación se dio por acabada y se presentó en público-. Desde entonces, las estancias del museo del Fuego han estado cerradas, soportando los daños que ha causado la entrada y anidamiento de una colonia de palomas, además del que provoca el paso del tiempo.
Una de las obras incluidas en la reforma será la adaptación de la entrada para que puedan entrar los camiones de bomberos que se instalarán en el museo. Cuando se hizo la reforma no se pensó en qué se iba a exponer en su interior, por lo que no se habilitó la puerta para el acceso de estos vehículos. Además, se van a instalar paneles de vidrio en los arcos del claustro central para evitar la entrada de frío, que provoca unas temperaturas muy bajas en invierno en el interior. Por último, se va a mejorar la iluminación y se va a comprar nuevo mobiliario.
Con estas inversiones, el consejero municipal de Cultura, Jerónimo Blasco, pronosticó que el museo podrá abrir sus puertas "durante el primer trimestre del año que viene", cuando su primera fecha de apertura prevista fue 2004. En cualquier caso, solo se abriría la planta baja, con una inversión de 800.000 en expografía, cuando el proyecto inicial contemplaba 4 millones para este concepto.
La planta superior está hoy ocupada por los servicios sociales de San Pablo, que han instalado sus mesas de trabajo y despachos en lugares que se concibieron como salas de exposición. Dejarán estos espacios cuando se renueve su sede. El Ayuntamiento se plantea qué hacer con estas plantas. Una de las opciones es crear salas de estudio. Anexo al museo, desde 2003 sí que está en servicio el parque de bomberos número 1.
Foto: Carlos Moncín
1 comentario:
LA PUERTA DE CAMIONES.
El Arquitecto que diseñó el proyecto debería asumir los gastos de la obra de adecuación de la puerta de acceso de vehículos. Ya que es obvio que en un museo en el que se van a exponer camiones antiguos hay que meterlos por alguna parte. Lo cual denota una falta de estudio previo o un desconocimiento básico de las medidas de los vehículos (Reglamento General de Circulación).
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