El Periódico de Aragón. D. Chic.
Los tres contenedores que se quemaron la madrugada del pasado domingo en un incendio que provocó el desalojo de ocho vecinos del barrio Oliver fueron sustituidos por otros nuevos en pocas horas, situación que ha molestado a los residentes en el edificio más afectado, pues consideran que su emplazamiento no es el más adecuado y que la situación podría repetirse.
"Las llamas llegaron hasta el tercer piso y causaron muchos destrozos, pero a las pocas horas los servicios municipales ya habían repuesto unos contenedores de reciclaje que hasta los propios Bomberos nos dijeron que son muy inflamables", manifestó Eva María Civera, la vecina más afectada por el fuego al residir en el primer piso. En su casa el olor a quemado era ayer penetrante y la cocina quedó tiznada de negro por el humo, con los cristales rotos y multitud de baldosines resquebrajados por el fuerte calor que soportó.
"Los pusieron hace seis meses y en muchas ocasiones los camiones de la basura no pueden ni entrar ya que en la calle siempre hay muchos vehículos aparcados", confirmó Jesús Albero, residente en el segundo piso. En su opinión, la mejor solución sería desplazarlos unos metros hasta un descampado cercano para evitar la proximidad de las viviendas, puesto que las llamaradas, que afectaron al tendido eléctrico y a las líneas de teléfono, llegaron a derretir las persianas de las casas de enfrente, causando también daños a dos coches aparcados.
NERVIOS El incendio de los tres contenedores de reciclaje se produjo el domingo a sobre las cinco y media de la mañana por causas que todavía se desconocen, aunque los vecinos señalan que la opción más probable es la acción de un "gamberro".
Eva María se encontraba durmiendo en la habitación de al lado de la cocina, también con ventana a la calle afectada, cuando un ruido "como de petardos", causado por los cables eléctricos al arder, y las llamadas de algunos vecinos la despertaron. "Entre todos, con la ayuda de la Policía Local intentamos despertar a todos los residentes", recuerda. Las llamas llenaron de humo toda la calle, lo que generó la presencia de muchos curiosos, momento en el que se produjeron algunas escenas de nervios por la presencia de niños pequeños y ancianos en varias de las casas afectadas.
"A las cinco de la mañana yo estaba durmiendo y fue un susto muy grande", explica Gregoria Lapeña, también vecina del segundo. "Si hubiera sido verano las llamas habrían entrado dentro de las habitaciones, suerte que todas las persianas estaban bajadas", precisó.
En estos momentos, una vez pasado el desconcierto inicial, la mayor preocupación de los residentes es averiguar la forma en la que los seguros tienen que realizar el pago de los desperfectos de las llamas.
Foto: Chus Marchador
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