Heraldo de Aragón.
El río Ebro volvió a protagonizar un susto en sus aguas. En esta ocasión fue una piragua del Centro Natación Helios, que volcaba a última hora de la tarde de ayer a la altura del Pabellón Puente, junto a la ribera en la que este verano se celebró la Expo de Zaragoza. A las 20.10 se recibía en los servicios de emergencia la llamada que daba el aviso. Se trataba de una embarcación ocupada por un monitor de 45 años y cuatro jóvenes que rondan los 15.
En esos momentos, el caudal del río era de 203 metros cúbicos por segundo a su paso por la capital aragonesa, y presentaba una altura de 1,30 metros de altura. Un nivel que permitía, en cierta medida, la movilidad de los ocupantes, que pudieron alcanzar la orilla en los instantes siguientes al naufragio. Todos salvo uno de los jóvenes, que decidió dejarse llevar por la fuerza de la corriente mientras, poco a poco, se iba aproximando a tierra firme.
Por ello, el susto fue mayúsculo para sus compañeros de entrenamiento, que dieron el aviso telefónico e iniciaron una intensa labor de búsqueda junto a la Policía Local, la Nacional y Bomberos, que hicieron uso de varias dotaciones de lanchas. Un dispositivo muy espectacular dado el entorno en el que se dio y los destellos de las luces de emergencias, que atrajo a numerosos curiosos hasta las inmediaciones del puente del Tercer Milenio.
Finalmente, el joven logró salir del agua a la altura de Helios, pasado el puente de la Almozara. Allí hizo uso de su teléfono móvil, que no se vio afectado por el chapuzón, para llamar a su padre, que acudió al club deportivo para reunirse con su hijo.
Mientras, las labores de búsqueda continuaban, hasta que un miembro del cuerpo de Bomberos se personó en la sede de Helios para solicitar las identidades de los cinco afectados en el vuelco. Fue en ese momento cuando se encontró con el desparecido y con su padre, lo que puso punto final a la búsqueda que se dio en todo momento dentro del perímetro del recinto de la Expo y al penúltimo susto en el río Ebro a su paso por Zaragoza.
En esos momentos, el caudal del río era de 203 metros cúbicos por segundo a su paso por la capital aragonesa, y presentaba una altura de 1,30 metros de altura. Un nivel que permitía, en cierta medida, la movilidad de los ocupantes, que pudieron alcanzar la orilla en los instantes siguientes al naufragio. Todos salvo uno de los jóvenes, que decidió dejarse llevar por la fuerza de la corriente mientras, poco a poco, se iba aproximando a tierra firme.
Por ello, el susto fue mayúsculo para sus compañeros de entrenamiento, que dieron el aviso telefónico e iniciaron una intensa labor de búsqueda junto a la Policía Local, la Nacional y Bomberos, que hicieron uso de varias dotaciones de lanchas. Un dispositivo muy espectacular dado el entorno en el que se dio y los destellos de las luces de emergencias, que atrajo a numerosos curiosos hasta las inmediaciones del puente del Tercer Milenio.
Finalmente, el joven logró salir del agua a la altura de Helios, pasado el puente de la Almozara. Allí hizo uso de su teléfono móvil, que no se vio afectado por el chapuzón, para llamar a su padre, que acudió al club deportivo para reunirse con su hijo.
Mientras, las labores de búsqueda continuaban, hasta que un miembro del cuerpo de Bomberos se personó en la sede de Helios para solicitar las identidades de los cinco afectados en el vuelco. Fue en ese momento cuando se encontró con el desparecido y con su padre, lo que puso punto final a la búsqueda que se dio en todo momento dentro del perímetro del recinto de la Expo y al penúltimo susto en el río Ebro a su paso por Zaragoza.
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