Estas aletas permiten andar con ellas puestas sin ningún tipo de problema y entrar y salir del agua con las aletas colocadas. Una vez dentro del agua sólo hay que llevarlas a su posición y bloquearlas. Su utilidad en nuestro medio, hablo de Zaragoza, estaría por ver ya que el acceso y salida a/de los ríos y canal implica muchas veces meterse hasta la rodilla (y más allá) en barro, lodo o tarquín, lo cual puede suponer problemas para sacar luego el pié con la aleta puesta.
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