lunes, 16 de junio de 2008

El aragonés Félix Sanz establece en 39,58 kilómetros el primer Récord Mundial de la Hora Ciclista de Bomberos


aragondigital.es. María José Crespo Roig.

Zaragoza. Un bombero de Zaragoza, Félix Sanz, ha hecho historia en el velódromo de la capital aragonesa. Después de un duro entrenamiento que comenzó en diciembre y en el que ha participado todo el equipo de la Asociación Cultural Deportiva de Bomberos de Zaragoza, este aficionado al ciclismo es el primer bombero del mundo que ha establecido un récord mundial para la Hora Ciclista de Bomberos. 39’58 kilómetros por hora es la velocidad que ha alcanzado, una marca del todo elogiable pese a que no ha llegado a los 40 kilómetros por hora como se había propuesto.
Las lluvias registradas a primera hora de la mañana de este domingo ha retrasado unos 30 minutos el inicio del reto. Finalmente, sobra las 12.00 horas y ante la expectación de un centenar de aficionados, Félix Sanz comenzaba a pedalear para establecer un récord mundial.
El objetivo de este bombero aragonés y ciclista de la categoría de veteranos era rodar por la pista de 250 metros del velódromo de Zaragoza durante 60 minutos y alcanzar una velocidad media de 40 kilómetros por hora. Para ello, y siguiendo las indicaciones del médico de bomberos, Sanz debía correr a un ritmo determinado durante los primeros 40 minutos para gastar las fuerzas guardadas en el último tercio de la carrera.
Finalmente, tras recorrer la pista en torno a los 22 y 23 segundos por vuelta, este bombero ha conseguido mantener una velocidad media de 38,59 kilómetros por hora, una marca que se convierte en el primer récord mundial de la Hora Ciclista de Bomberos.

Tras la carrera, el protagonista se ha mostrado satisfecho pese a no haber alcanzado por completo su objetivo. “Yo iba a por los 40 kilómetros por hora y no ha podido ser, pero de todas formas bien. Es una disciplina que todavía no había probado, lo que pasa es que es una prueba muy dura y hay que dar el máximo de ti”, ha destacado el bombero minutos después de establecer el récord.
Mantener el ritmo durante el último cuarto de hora fue lo más duro para Sanz ya que, según reconoció él mismo, “las piernas querían empezar a acalambrarse”. “Ahí ya no iba yo muy centrado. Iba más pendiente de que no me diera calambre que de dar todo de sí”, añade.
Hasta el velódromo de Zaragoza se aproximaron en torno a un centenar de amigos, familiares y aficionados. Todo ellos, junto al resto de compañeros de bomberos que han organizado la carrera, apoyaron al ciclista en este reto personal y profesional con el que ya ha pasado a la historia.
Foto: Aragón digital

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