Desalojado un edificio por el incendio de un mesón

Foto: Jaime Galindo. El Periódico de Aragón

El Periódico de Aragón. F.M.H.

El restaurante Goyesco de la calle Mariano Supervía de Zaragoza --junto a la entrada del Parque Grande-- sufrió ayer un incendio que obligó al desalojo de casi todos los vecinos del número 44 de la vía, cuyo portal rodean las dos entradas del establecimiento. Tres de los habitantes del inmueble tuvieron que ser atendidos por inhalación de humo --que se filtró al parecer por el falso techo que comparten el piso y el local--, pero no resultaron intoxicados de gravedad.

El fuego se declaró sobre las dos y cuarto de la tarde, justo cuando comenzaban a llegar el centenar de comensales de una reserva. El cocinero y algunos empleados comenzaron a oler a quemado y vieron cómo el local se llenaba de humo, aunque según su testimonio y el de la dueña del establecimiento no llegaron a ver llamas en ningún momento.

Sin embargo, estas sí se produjeron, y según el sargento de Bomberos responsable del operativo, José Luis Serós, calcinaron la sala donde se ubicaban las máquinas de aire acondicionado, tras un probable fallo eléctrico, a falta de posteriores investigaciones. También causaron "daños severos" en uno de los salones del establecimiento, contiguo al cuarto de calderas, sin contar los efectos de la densa humareda. Un humo al parecer tóxico, "por los gases de las máquinas y las fibras del falso techo", según explicó el bombero.

Los equipos de extinción, que permanecieron en el local hasta las 17.40 horas, tuvieron que derribar varias secciones de ese falso techo para comprobar que no quedaran rescoldos, además de asegurarse de extinguir las llamas de la maquinaria. En total, se desplazaron al lugar cuatro dotaciones, además de vehículos de apoyo y la ambulancia.

Esta tuvo que atender a tres de los vecinos del inmueble, que padecían leves intoxicaciones por inhalación de humo. Uno de ellos era el marido de Irene Moros, que relataba el susto de los vecinos al ver "todo lleno de humo". Los bomberos les invitaron a abandonar el edificio, en muchos casos en pijama --"yo estaba con la sartén en el fuego", relataba Moros--, aunque pudieron volver a sus casas en una hora y media.